Capítulo Cuatro
Al día siguiente Álvaro fue a casa de Alba sin avisar, llamó
a la puerta y se encontró con Soraya, quien le negaba su entrada.
Sin embargo no desistió, sino que insistía en que tenía que
pasar, o al menos que avisara a la chica de que le estaba esperando.
Soraya al ver que no se iba decidió llamar a su hija.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó nada más ver a su ex.
-He venido a buscarte para irnos a desayunar juntos.
-Pero…
-Por favor, quiero demostrarte que merezco una segunda
oportunidad.
Alba suspiró.
-Dame diez minutos.
(***)
Nada más entrar en la casa del chico, la sevillana recibió
un aroma a chocolate.
-¿Has hecho mi desayuno favorito?
-Sí.-Sonrió Álvaro.
-¡Gracias!-Le devolvió la sonrisa.
Cuando entraron en el comedor Álvaro separó una de las
sillas de la mesa para que se sentara la chica.
-Señorita.
-Gracias.
-Nuestro mejor chef ha preparado un delicioso chocolate con
churros para la más bella dama, es decir, usted.
Alba se ruborizó al escucharle hablar así, pues le recordó
una de sus primeras citas.
El chef volvió con una bandeja y lo posó en la mesa
repartiendo una taza a cada uno.
El desayuno pensaban que iba a ser algo incómodo, pero al
contrario, se pasaron el rato recordando aquella cita fantástica en la que
jugaron con el chocolate y los churros y después se dieron una ducha que duró
algo más de la cuenta. (Ya sabéis a lo que me refiero).
Tras echarse unas cuantas risas se quedaron en silencio
mirándose a los ojos.
Álvaro quería besarla, pero sabía que si lo intentaba lo iba
a estropear así que empezó a hacerle cosquillas empezando así una guerra que
sabía que terminaría en golpes de almohadas.
-¡Vale, ya, paremos o… mañana tendremos agujetas!-Se
intentaba tranquilizar la chica.
-Mejor que sean por reír que por algo malo.
-Aunque las hay aún mejores…-Pensó en alto.-Ups…-Se
ruborizó.
Se quedaron en silencio durante unos minutos hasta que el
chico decidió cambiar de tema.
-¿Te gustaría… quedarte a comer también?
-Creo… que ya es demasiado por hoy, poco a poco.
-Vale, pues… Te acompaño a tu casa entonces.
Alba asintió y tras recoger las cosas fueron a por el coche.
(***)
Cada día Álvaro le volvió a dar los buenos días y las buenas
noches, aunque no hablasen mucho o a veces nada, pero él le recordaba lo mucho
que la amaba y extrañaba.
La siguiente “cita” fue volver al lugar no tan secreto de
Lucas, donde le pidió salir.
Había preparado un picnic y decoró el lugar con globos que
debía ir explotando para averiguar las frases que había guardado en su
interior.
Las juntó y comenzó a leerlas todas juntas descubriendo el
mensaje secreto.
He sido un completo
idiota por estropear nuestra relación, no te merezco pero te amo y no pienso
rendirme a la primera de cambio, y sé que tú sigues amándome como el primer día
y que deseas volver al pasado para que las cosas sucedieran de otra forma. Tuve
celos de tu mejor amiga porque pasabas más tiempo con ella que conmigo, estaba
ciego de rabia y no comprendía que ella te necesitaba más que nunca, lo siento
muchísimo no solo por eso, sino por mi comportamiento, por haberte perdido, me
arrepiento muchísimo y sé que no puedo enmendar mi error con unas solas
palabras, o con unos pequeños gestos, por eso me voy a esforzar en demostrarte
que a pesar de ser un imbécil necesito de tu perdón.
Atentamente Álvaro un
tonto enamorado de la mejor mujer, la mujer de mi vida.
Te amo.
Lágrimas empezaron a salir de los ojos de la chica, sabía
que era realmente sincero y lo que deseaba ahora mismo era lanzarse a sus
labios, olvidarse de lo malo y darle la oportunidad, pero también sabía que ese
era un terrible error, que aún debía demostrar mucho más.
En ese momento comprendió que él no tenía toda la culpa y
que ella debería poner de su parte, así que lo abrazó mientras pensaba algo
para hacer.
-Yo también lo siento, no solo tú tienes la culpa de todo
esto, no hemos sabido actuar y no digo que te vaya a dar otra oportunidad así
como así, pero te amo y quiero que lo nuestro funcione, debo dar también mi
brazo a torcer y por eso quiero que hagamos un viaje los dos, a donde sea,
completamente solos, apaguemos nuestros móviles y disfrutemos del momento.
-¿En serio? ¡Me encantaría!-Los ojos del chico mostraban esperanza,
pensaba que la había perdido del todo, pero ahí estaba entre sus brazos y eso
podía significar algo bueno.
-Quiero que nos sinceremos los dos en ese viaje, hazme todas
las preguntas y yo te responderé y viceversa.
-Me parece una brillante idea.
Los dos sonrieron y permanecieron un rato más así,
abrazados, en silencio y felices por querer luchar por su amor.
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