jueves, 7 de noviembre de 2019

UN AMOR INESPERADO (180º II) X


Capítulo Diez

Al día siguiente todos estaban tan exhaustos que no querían salir así que planearon hacer todos una cena en casa de Thomás y después ver una película, jugar a algún juego de mesa o simplemente charlar.
Naira decidió invitar a su prima Ayla también para que se uniera a la manifiesta y esta aceptó encantada.
Hicieron una barbacoa en el jardín y cenaron allí mismo pues quisieron disfrutar de la buena temperatura que había.
La música sonaba de fondo aunque no la hacían mucho casó hasta que sonó una canción de la infancia de Naira y Ayla: ‘Mueve el ombligo’.
En seguida se levantaron y montaron un espectáculo que hacía reír al resto del grupo.
Después de cenar Naira se levantó para llevar las cosas a la cocina.
-Te acompaño.-Propuso Miki.
Ella no pudo ningún impedimento, al contrario, agradecía su ayuda.
-Me ha encantado tu baile.-Confesó el chico una vez que estaban a solas.
-¡Oh…! Gracias.-Sonrió sonrojada.
-De nada.
Reinó un silencio en aquel lugar hasta que de las manos de la chica cayó un vaso hacia el suelo.
-¡Mierda!-Se agachó a recogerlo.
-Cuidado, no te cortes.
-A buenas horas lo dices.-Dijo la palentina revisando el corte que se acababa de hacer.
-Debería haberlo recogido yo…A ver como lo tienes.
Le mostró la pequeña raja que tenía en el dedo índice de la mano derecha.
-Vamos a curarte esto.
-No…hace falta.
-Claro que hace falta, ¿quieres que se te infecte?
-Yo nunca me curo las heridas y no me ha pasado nada.
-¡Pues muy mal! Ya verás como algún día te pase algo peor…
Miki terminó convenciendo a la chica de que lo acompañara para limpiar, desinfectar y curar la herida.
-¿Te escuece?
-Un poco.
-Eso es bueno, en seguida acabo tranquila.-La sonrió para tranquilizarla un poco sin dejar de atenderla.-Ya está.
-Gracias.-Se ruborizó la chica.
-No hay de que.
Sus ojos se conectaron por unos segundos hasta que Naira se levantó dispuesta a volver con los demás.
-¿A dónde vas?
-Con los demás, se preguntarán donde nos hemos metido.
-Cierto.-Dijo algo decepcionado el chico antes de guardar las cosas en el botiquín y seguir a la chica.
Poco después estaban todos reunidos de nuevo en el jardín.
-¡Ya era hora!-Gritó Lucas.
-Estábamos a punto de comenzar el juego.-Dijo Alba.
-¿Qué juego?-Preguntaron al unísono.
Los dos se miraron y rieron al haber coincidido.
-Vamos a jugar a verdad o reto.-Explicó esta vez Ayla.
-Uf… yo paso.-Dijo Naira.
-¿No te atreves a jugar?-Preguntó Miki.-Venga juega, ¡será divertido!
Todos la insistían, pero ella se seguía negando hasta que al final accedió por no tener que aguantar más sus súplicas.
-Venga Naira, ¿verdad o reto?
-Verdad.
-¡Qué sosa!-Se quejó Álvaro.
Se encogió de hombros pero no cambió de idea.
-¿Te gusta alguien?-Preguntó Miki sorprendiendo al resto.
¿A qué venía esa pregunta? ¿A caso le gustaba Naira?
Eran preguntas que pasaban por las cabezas de todos.
-No.-Contestó tajante.
El juego continuó, al principio eran preguntas y retos sencillos, pero a medida que iba pasando el tiempo la dificultad aumentaba.
Ahora era el turno de Miki quien eligió reto, tuvo que meterse en una habitación con los ojos tapados y esperar a que alguien entrara para quitarle una prenda de ropa.
Alba se negaba por razones obvias, y las otras dos chicas discutían por que fuera la otra, nadie se atrevía así que tuvieron que echarlo a piedra, papel  o tijera saliendo perdedora Naira.
Suspirando entró en la habitación en silencio para no ser descubierta, cogió la mano del chico para avisarle de que estaba lista y esperó a que el chico cumpliera con su parte del reto lo antes posible.
El chico se decidió por quitarle la camiseta y no tardó mucho tiempo.
-¿Naira eres tú?-Dijo llevando su mano a la venda para quitársela.
-¡No te quites la venda!-Se quejó la chica parando su mano.
-Está bien.
-¿Cómo has sabido que era yo?
-Por tu colonia, me encanta.-Sonrió.
La chica se quedó sin saber como reaccionar y no se dio cuenta de que el chico la estaba viendo ¡sin camisa!
Sus ojos se pasearon por su pecho que subía y bajaba a un ritmo demasiado rápido.
Naira se dio cuenta y en seguida se puso la prenda.
-¡Te dije que no miraras!
-Lo siento…Pero…no pude evitarlo.-Se sonrojó Miki.
Sus miradas se cruzaron en silencio y sin saber por qué ambos sentían una extraña necesidad de besarse así que no dudaron en acortar la distancia que los separaba.
Sus bocas se entreabrieron juntando sus lenguas que comenzaron a danzar al compás, el beso al principio fue lento pero al poco fue aumentando de ritmo.
Miki se separó un poco para comenzar a dejarle besos en el cuello mientras sus manos sujetaban a la chica por la cintura.
Naira sintió ese cosquilleo especial por todo su cuerpo y poco después se desprendió de su camisa de nuevo y después le quitó a él la suya.
Los besos pasaron a un segundo plano, pues llegaron los pequeños mordiscos en el lóbulo de la oreja.
La temperatura estaba aumentando por momentos, pero justo en ese momento la puerta se abrió.


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