Capítulo IV
Durante los tres días siguientes cada vez que salía a
tomar un poco el aire me encontré con Byron.
Al principio el ambiente era muy tenso pero a lo largo
del tiempo parecíamos muy buenos amigos, incluso se atrevió a invitarme a su
bar.
Yo acepté encantada olvidándome de todo lo malo que
sucedió en el pasado.
Al día siguiente salí a propósito para ver si me lo
encontraba, pero tuve tan mala suerte que durante varios días no me lo volví a
encontrar, así que decidí acercarme por fin por el local donde trabajaba y
aceptar su invitación.
Sonreí al ver lo guapo que estaba con ese uniforme
blanco y negro.
-Buenos días.
-Buenos días señorita, ¿qué desea?-Me guiñó un ojo y
me devolvió la sonrisa.
Con esos pequeños gestos mi corazón comenzó a latir
deprisa y me recorría ese cosquilleo que años atrás había llegado a sentir.
-¿Estás bien?-Se preocupó el chico.
-¡Oh, sí, perdón! Me estaba acordando de algo.
-¿De qué? Si se puede saber…
-De…-<<Tierra trágame por favor>>
-¿De lo bien que lo pasábamos juntos?-Dijo ¿sonrojado?
-Sí.-Terminé confesando mientras mis mejillas se
encendían de nuevo.
Él se quedó en silencio por unos segundos hasta que
con voz temblorosa me preguntó que quería tomar.
En seguida me preparó mi café con leche y me regaló
una galleta de chocolate.
-¿Cuánto es?
-Nada, invita la casa.-Me sonrió.
-No hace falta…
-Sí hace falta.
-Gracias entonces.
Los dos nos quedamos mirando por unos segundos hasta
que alguien lo llamó.
Era una chica morena con el pelo rizado, ojos marrones
y grandes, un piercing en la nariz y unos hoyuelos que se le marcaban al
sonreír.
-Hola amor.-Dijo inclinándose hacia la barra para
darle un pico.
<<Espera, ¿QUÉ?>>
Mi cara palideció por un momento y dejé de escuchar y
ver nada más que como esa chica sonreía y miraba con ternura a Byron.
Sin embargo él estaba poco receptivo y eso en seguida
lo notó.
-Que no me pasa nada, solamente estoy algo cansado a
penas dormí anoche.
-Ya claro…
-Es verdad, Shana, además tenemos mucho jaleo aquí.
La chica miró a su alrededor y comprobó que de verdad
había mucha gente y entonces fue cuando se percató de cómo los estaba mirando.
Aparté mi vista de ellos y la fijé en mi café, el cual
lo bebí de un trago y me marché al servicio.
Cuando volví Shana ya no estaba y Byron tampoco.
¿Habrían discutido por mí?
Suspiré y tras despedirme de la camarera que ocupaba
el lugar del chico me volví a casa.
Llegué, saludé a mi tía con un simple hola y subí
hacia mi antiguo dormitorio.
Y no sé por qué me entraron muchísimas ganas de
llorar, pero el sonido de la puerta abriéndose hizo que me contuviera.
Era mi tía, preocupada se acercó hacia mí y me abrazó.
Y ahí fue cuando mis lágrimas empezaron a salir sin
parar durante media hora mínimo.
Kim no decía nada pues sabía que primero debía
calmarme y después hablaría.
Sin embargo no tenía ganas de contárselo a nadie pues
ni yo comprendía por qué actuaba así.
Lo único que me podía distraer eran los chistes malos
de Dave, pero estaba muy lejos y seguramente estaría trabajando, además que no
me apetecía que descubriera que me encontraba mal.
Decidí llamar a Taylor y como en los viejos tiempos
trajo una tarrina de helado para comerla mientras veíamos una película de
comedia.
Me reí bastante, pero en el fondo seguía mal y ella lo
sabía.
-¿Qué es lo que te pasa realmente?
-Nada.
-Mira, sé que en estos últimos años no he sido la
mejor amiga que alguien pueda tener, que la distancia y el tener a Trevor como
novio no han ayudado nada, pero sigo aquí a tu lado y no puedes mentirme
diciendo que estás bien porque me he criado contigo y te conozco perfectamente.
>>Sé que te pasa algo y no voy a parar hasta que
te desahogues conmigo.
-¿Te podrías quedar a dormir hoy conmigo?
-Claro que sí, había quedado con Trevor pero que le
den, prefiero estar contigo.-Me sonrió.
-Gracias.-La abracé.
En ese instante me di cuenta de lo mucho que la había
echado de menos, y de lo tonta que había sido por haberme alejado tanto de
ella.
Taylor había sido mi amiga desde el colegio y aunque
nuestros caminos se separaban de vez en cuando seguíamos estando igual de
unidas que siempre, incluso más.
Decidí contarle lo que había sucedido con Byron desde
mi vuelta a la ciudad, y ella me escuchaba atenta.
-¡Pues qué le den! Es así de fácil.
-¿Fácil? No, no lo es.
-¿Por qué no? Ya lo dejaste escapar una vez, él se lo
pierde. Vuelve a León con tu querido Dave y cásate con él.
-¡Ala la otra! Dave y yo solo somos mejores amigos.
-¡Oh no! ¡No me digas que también te gusta él!
-¿Dave? ¡No!
-Ya, ya…
-¡Es verdad! Además que estábamos hablando de Byron.
-¡Niña tienes un cacao mental…!
-No, no lo tengo. Vuelvo a sentir algo por Byron, eso
lo tengo claro, pero está ocupado así que no me queda de otra que evitarlo.
-No se pueden evitar los sentimientos así como así,
además por unas se dejan a otras…
-Yo no quiero estropear una
relación, me comería la culpa después.
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