Capítulo VII
-Pues como ya sabes cuando volvimos de las vacaciones
me puse muy triste porque no lo iba a ver hasta el siguiente verano, pero
sonreí al ver que seguía acordándose de mí.
>>Estuvimos hablando todos los días y de vez en
cuando nos llamábamos, poco después de que dejaras el trabajo en mi casa me dio
una gran sorpresa. ¡Había venido a pasar una semana aquí antes de volver a
estudiar! Después volvió a su casa prometiéndome que en Navidad volvería a
verme. Y así hizo, ¡fue mi mejor regalo pues me pidió salir justo cuando sonó
la última campanada!-Sus ojos brillaban de emoción y sonreí al ver como se
miraban.-Lo malo fue que tuvo que volver a su casa pues tenía que seguir
estudiando.
-Pero a pesar de la distancia siempre pensaba en ella
y le dedicaba su tiempo.-Continuó él.-Las semanas y los meses pasaban, y aunque
de vez en cuando me escapaba para venir a verla ella lo pasaba mal por no poder
verme cuando quisiera, yo lo llevaba algo mejor pero también tenía mis bajones.
>>Hubo una vez que los dos estábamos tan mal que
queríamos dejarlo, pero mi hermano me animó a seguir luchando por nuestro amor,
así que no dejé que terminase nuestra historia. Me propuse que en cuanto
terminara de estudiar buscaría un trabajo y ahorraría para mudarme con ella.
-Le costó bastante más de lo que pensábamos pero
pudimos sobrellevarlo y aquí estamos.
-Yo me acoplé como lo ves.-Rió Eder.
Todos reímos con él.
Después de hablar un rato más decidí volver con mi tía,
así que me despedí de todos y me fui.
(***)
Tras encontrarnos con Ariel, Shana parecía haber
enmudecido porque a pesar de que intentaba sacar yo conversación siempre me
contestaba con monosílabos.
Cansado de esa situación decidí dar media vuelta e
irme sin ella.
Sin embargo ella me frenó.
-¿A dónde vas?
-A mi casa.
-¿Por qué? ¿No quieres ir al cine ya?
-No es que no quiera, es que me he hartado de tu
actitud.
-¿De mi actitud? ¡Yo no he hecho nada malo!
-¿Y YO SÍ?-Grité sin mirarle a la cara.
-¿Y ahora me gritas? ¡Genial!
-Shana, ¿quieres dejar de hacerte la víctima?-Bajé un
poco el tono de mi voz.
-¿Y tú quieres dejar de mirarla como la miras?
-¿Mirarla a quién? ¿Qué dices?
-¡Desde que ha aparecido esa niñata estás distante
conmigo! ¡Ya casi ni me besas! Y me he dado cuenta de cómo la miras… ¡Nunca me
has mirado así!
-¡Te estás volviendo loca! Claro que nunca te he
mirado como a ella, porque ella tan solo es una amiga y tú eres mi novia.
-No te engañes a ti mismo Byron…-Sus ojos empezaron a
humedecerse.
-No llores por favor.-Dije rodeándola con mis brazos.
-Siento haberme puesto así.-Dijo arrepentida.-Solo
que…tengo miedo de perderte otra vez.
-Ey, no me vas a perder, ¿vale?-La miré a los ojos y
la di un pequeño beso en los labios.-Y ahora vamos a ver la película que tanto
te gusta.
Ella sonrió, me dio un fuerte abrazo y las gracias.
Continuamos el camino hacia el cine, ahora sí,
hablando de cosas alegres y olvidándonos de la pequeña discusión.
Una vez llegamos compré las entradas y la invité
también a las palomitas y el refresco, entramos en la sala 1 y nos sentamos por
atrás.
Durante la película ella sonreía mientras yo la
miraba.
Al principio me sentía bien al verla así, pero después
me vino a la cabeza la discusión de antes y comencé a tener pequeñas dudas.
¿Y si era verdad lo que me dijo? ¿Y si de verdad
miraba a Ariel de otra manera?
Me negué ante esa idea e intenté disfrutar de la
película y de mi pareja.
Sonreía pero en el fondo sentía un nudo en el
estómago.
Después de la película decidí acompañarla a casa sin
hacer nada más.
Me apetecía estar solo y pensar con tranquilidad, y sé
que eso le estaba matando a Shana por dentro, pero aceptó sin reproches.
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