jueves, 25 de junio de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN XV

-¡Pues sí que has cambiado! ¡Cómo para no reconocerte!
-Lo sé.-Sonrió.
-Pero...aunque hayas cambiado, ¿por qué no te reconocí por el nombre?
-Quizá porque a penas nos conocíamos lo olvidaste.
-Puede ser...aunque yo soy muy buena para recordar nombres, ¿eh? Me acuerdo en las prácticas de educación infantil que al segundo día ya me sabía todos los nombres de los niños sin equivocarme.
-¡Wow, pues sí que tienes buena memoria!
-Ya.-Sonreí orgullosa de mí.
Continuamos la tarde hablando de nuestras vidas, conociendo un poco más de nuestro pasado, nuestros gustos, etc.
Al volver a casa me sentía feliz. 
¡Me había divertido muchísimo junto a él! 
Sin embargo, había una pregunta que no había dejado de rondar mi cabeza.
<<¿Cómo es que él sí me recordaba tan bien? Ya habían pasado casi 9 años desde la última vez que habíamos coincidido y se acordaba de cada momento que habíamos pasado juntos, a pesar de haber sido muy pocos.>>
Tras saludar a mi familia fui a mi habitación a dejar las cosas y cuando volví le conté a Viviana sobre lo que había descubierto.
Ella se quedó tan asombrada como yo para después sonreírme de una manera extraña.
-¿Por qué me miras así?
-Nada, nada...
Me encogí de hombros y fui con los pequeños a jugar con los playmobil.
(***)
El domingo lo pasamos en familia. 
Tanto mi madre como Joel descansaban así que decidimos hacer un maratón de películas, juegos, fotos, etc.
¡Hacía tanto que no disfrutábamos así!
Y por primera vez sentía que volvía a ser feliz, que ya recordaba mi pasado con una sonrisa pues estaba empezando a convivir con ello sin importarme lo más mínimo.
Estaba empezando a aprender a ser feliz y me sentía muy orgullosa de mí misma.
Después de que el fin de semana se me pasara en un abrir y cerrar de ojos empezó una semana algo más casera pues mi madre trabajaba de tarde y me tocaba cuidar de los pequeños.
Mientras ellos dormían yo aprovechaba para ensayar para la prueba de la que me habló mi amigo Eliot unas semanas antes.
Cuando estos despertaban jugábamos o veíamos la televisión un rato, les preparaba la merienda y después los llevaba al parque.
El miércoles en el parque nos encontramos con Olivia y Finch, pero mi sorpresa fue cuando me enteré de que Eliot era quien los estaba cuidando esa misma tarde.
Así que me acerqué al banco donde estaba y me senté a su lado provocando una gran sonrisa en él.
-¡Qué sorpresa!-Me abrazó.
-La verdad que sí.-Sonreí.-¿Qué tal estás?
-Muy bien, y ¿tú?
-Muy bien también, cuidando de mis hermanos.
-Yo de mis primos.-Me sonrió.-Por cierto, ¿has empezado a ensayar?
-¡Sí! He empezado a recordar algunas coreografías que hacía de pequeña para volver a ponerme en forma y luego poder crear una nueva.
-Si quieres mañana puedes venir a mi casa con tus hermanos y así ensayamos juntos.
-¡Vale, me encantaría!-Sonreí.
Nos quedamos hablando un rato más hasta que empezó a anochecer y cada uno se fue a su casa.
Cuando volvimos Connor justo estaba saliendo por la puerta.
-¿Ya terminaste? ¿Has avanzado mucho?
-Sí, la verdad que ya he terminado de quitar todas las hierbas y plantas muertas.
-¡Qué bien! Pronto podremos plantar cosas nuevas.
-Sí, tendré que hablar tu madre de lo que quiere y no.
Asentí con la cabeza.
-¿Y qué tal vuestra tarde en el parque?
-¡Mu beeen!-Contestó un Axel alegre.-Taban Fin y Oviva.
-Finch y Olivia.-Corrigió su hermana.
-¿Quiénes son?
-¡Mi mejor amiga y su hermano!
-¡Qué suerte que los hayáis visto entonces!
-Sí.-Respondió la rubia.-Tengo hambre, ¿entramos?-Se dirigió esta vez a mí.
-Sí, ya vamos pequeña.
-¡No soy pequeña! Ya tengo 5 años.
-Para mí seguirás siendo mi pequeña siempre.
Se cruzó de brazos mientras me miraba.
-Ya voyyy.-Suspiré.-Bueno Connor, ya nos veremos. Adiós.
-Adiós.
(***)
La tarde de ensayo fue al principio un poco duro pues Eliot no paraba de corregir mis errores, pero con las horas conseguí hacer una coreografía genial.
-Si trabajas duro creo que puedes conseguir la beca.
-¿De verdad?
-¡Por supuesto! Sabía que bailabas bien, ¡pero no tan genial!
Sonreí.
Por primera vez sentía que me iba todo bien y que podría conseguir todo lo que me propusiera.
-Si quieres puedes darte una ducha en mi baño.
-Gracias, pero no quiero molestar...
-No seas boba, anda.
Terminé aceptando la propuesta ya que la verdad lo necesitaba.
Cuando salí con la ropa puesta que me había prestado Samantha fui a ver a mis hermanos.
-Si queréis podéis quedaros a cenar.
-No quiero molestar.
-¡Sí! Porfiiiiii...-Me miró mi hermana con cara de no haber roto un plato en su vida.
Y como no...terminé aceptando.
La velada fue mejor de lo que pensaba pues temía un poco del carácter de la tía de Eliot, pero con el trascurso de los minutos fue más amable de lo que pensaba.
-¿Y de qué os conocéis vosotros dos?
-Si ya lo sabes, tía.
-Pues no me acuerdo.
-Íbamos juntos al curso de educación infantil.
-Así que te gustan los niños.
-¡Sí, me encantan! Por eso cada vez que me quedo con mis hermanos estoy en mi salsa y nunca me importa quedarme en casa.
-Eso está muy bien, aunque a veces pueden acabar con nuestra paciencia.
-Ni tanto...pero lo demás lo recompensa.
Ella asintió.
Después de algo más de media hora nos despedimos de todos menos de Eliot, quien se encargó de llevarnos a casa.
Cuando nos despedimos le agradecí su hospitalidad y le di un beso en la mejilla.
-¿Sabes? Me alegro mucho de haber vuelto a hablar contigo.
-Y a mí.-Le sonreí.-Eres un gran amigo.
-Y tú una gran amiga.
Nos dedicamos una última sonrisa y entré en casa junto a mis hermanos.
Joel ya había llegado y estaba cenando mientras veía un partido de baloncesto.
-¿Dónde estabais?
-En casa de Olivia.-Contestó Hera yendo a sus brazos.
-¿Hasta tan tarde?
-Sí, nos invitaron a cenar.-Respondí yo.
Tras zafarse de los pequeños Joel siguió comiendo sus huevos fritos con patatas.
-Voy a acostar a los pequeños, ahora vengo.
Él asintió con la cabeza.
Cuando volví me senté a su lado.
-¿Qué tal todo hermano? Ya apenas nos vemos.
-Pues bien, como siempre, trabajando y eso.
-¿Estás deseando volver a la uni? Ya falta poco para que vuelvas a las clases.
-La verdad que sí, echo de menos aprender medicina...Aunque ahora con el trabajo no paro y no me da tiempo a pensar en mucho más.
-Pero si estás mejor trabajando, al menos no tienes exámenes.
-Ya, eso es lo único que no echo de menos de la uni.
-¿Y qué, alguna chica hay por ahí?
-¡Eso no te importa!
-¿Cómo que no? ¡Soy tu hermana! Tengo derecho a saberlo.
-¿Y tú tienes algún chico?
No respondí.
-¿Ves? Tú tampoco quieres hablar de ello, así que no sé para que preguntas.
Negué con la cabeza y reí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario