martes, 30 de junio de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN XVI

El lunes siguiente por la tarde Connor vino acompañado de Roy y Gus, quienes se encargarían de hacer el gran cobertizo.
No habían venido antes pues mi madre la semana anterior trabajaba y necesitaba primero aclarar ciertas cosas sobre el nuevo rincón que estaría en nuestro jardín.
Mientras yo me encargué de preparar una pequeña merienda para los chicos.
Una vez que hablaron todo sacamos una mesa de camping y siete sillas al jardín, pusimos la comida y bebida que había preparado y nos sentamos a disfrutar del manjar.
El único de la familia que faltaba era Joel, quien estaba trabajando con el equipo de baloncesto juvenil al que entrenaba cada tarde, exceptuando un día a la semana.
Los pequeños por primera vez pudieron disfrutar de ese rincón de la casa, el cual había sido mi favorito desde el primer instante en el que vivimos aquí.
Bueno, en verdad Hera sí que había disfrutado del jardín los primeros tres años de su vida, pero casi no lo recordaba, mientras que Axel solo vio como se iban deteriorando las plantas y flores pues poco antes de su nacimiento mamá las había abandonado como hizo nuestro padre cuando se enteró de que no solo su mujer le había sido infiel, sino que el hijo que esperaban no era suyo.
(***)
Al día siguiente quedé con Vega para dar una vuelta por el centro comercial.
-¡Estoy ansiosa porque llegue el sábado! 
-¿Por qué?-Me hice la loca.
-¿Cómo que por qué? ¡Es mi cumpleaños! Y no todos los días se cumplen 21 años...¡Necesitaré el vestido perfecto!
Reí negando con la cabeza.
¡Mi mejor amiga siempre sería la misma loca con o sin 21 años!
-No te rías tanto que tú estuviste igual de nerviosa hace unos meses.
-¡Qué exagerada eres! Si estabas más nerviosa tú que yo...
-¿De verdad me lo estás diciendo? ¡Si no parabas quieta desde una semana antes! Que si ibas a poner esto y lo otro, que si mejor quedaba lo de más allá...
Reí al recordar el show que monté cuando mi hermano me había cambiado todo de sitio.
Era lo malo de compartir cumpleaños con un mellizo con gustos completamente distintos a los tuyos.
-¿Ves qué tengo razón?
-Vale...sí, es verdad...¿Contenta?
-Un poquito.-Sonrió.-¡Woooow, es precioso!-Dijo mirando detrás de mí.
Allí, en el escaparate del Bershka se encontraba un vestido rojo, largo, de palabra de honor con una cinta de brillantes debajo del pecho.
-¡Ese es mi vestido! ¡Lo quiero! Vamos a entrar antes de que me lo quiten.
Mi amiga me cogió del brazo y tiró de mí hacia el interior de aquella tienda.
Como loca buscaba donde se encontraba aquel vestido para buscar su talla y meterse en un probador.
Cuando salió me quedé con la boca bien abierta.
-¿Qué tal me queda?
-¡Es perfecto! 
-Lo sabía.-Me guiñó un ojo.-Busca tú alguno para ponértelo también, pero no te pongas más guapa que yo. ¡Debo ser la protagonista de la fiesta!
-¡Qué boba eres!-Reí alejándome de los probadores y echando un vistazo por la tienda.
Sin embargo no encontré nada que llamara demasiado la atención, salvo alguna sudadera.
¡Eran mi prenda favorita y cada vez que veía una me enamoraba! Pero tenía tantas que no quise comprar ninguna.
Volví con Vega y le conté la mala noticia.
-No te preocupes, aún tenemos toda la tarde para buscarte el outfit perfecto y sino ya miraremos en nuestros armarios.
Asentí con la cabeza y sonreí.
Después de que pagara su vestido recorrimos varias tiendas más sin éxito alguno.
¡Al menos ella había conseguido su vestido! Que es a lo que habíamos venido, el resto surgió por el camino, como la idea de ir a comer un helado.
Justo cuando llegó nuestro turno nos sorprendimos al encontrarnos a Miranda, la hermana de Roy, como camarera.
-¡Hola chicas! ¡Me alegro de veros!-Nos sonrió.-¿Qué os pongo?
-¡Nosotras también!-Habló su cuñada.-A mí ponme una tarrina de chocolate con lacasitos y a ella...-Me miró a mí.
-Una tarrina de fresa con virutas de colores por favor.-Sonreí.
-Marchando.
Menos de un minuto después mi amiga y yo caminábamos felices con nuestros helados en busca de un asiento donde descansar y zampar nuestros dulces.
-¿Sabías que trabajaba aquí?-La pregunté intrigada.
-¡Qué va! Solo sé que vive sola en un apartamento de alquiler y que anda detrás de Connor. Así que andate con ojo no te lo quite.-Me guiñó un ojo.
-¿Qué me lo quite? ¡Pero si solo somos amigos!
-Pero te gusta.-Me sonrió antes de llevarse una cucharada a la boca.
Me sonrojé y negué con la cabeza.
-¿Y por qué te pones colorada? ¡A Lana le gusta Connor! ¡A Lana le gusta Connor!
-¡No sé de que me hablas!
-Por cierto, ¿sabías que Connor era "granolo"?
Ese era aquel apodo que le habían puesto algunos amigos de Roy debido a que su cara parecía una paella. 
A mí no me gustaba que lo llamaran así pues él no tenía la culpa de que tuviera tantos granos y siempre que podía lo defendía.
Su cara lo decía todo. ¡Parecía un poema!
Tuve que darle palmadas en la espalda porque casi se atraganta con el helado.
-¿He oído bien? 
Asentí con la cabeza.
-¿Cómo es posible? ¡Si era feo y gordo! Y ahora está buenísimo, delgado y guapísimo.
-¡Tía! Un poco de respeto, ¿no?
-Perdona, sabes que no suelo decir esas cosas pero...¡es que ha pegado un cambio brutal! 
Asentí con la cabeza.
-¿Y cómo lo has averiguado?
-Pues...-Me ruboricé de nuevo al recordar "mi secreto".
-¿Pues?-Levantó una ceja y me miró sin pestañear.
-El otro día, mientras le ayudaba me lo contó.-Dije deprisa lo primero que me vino a la cabeza.
-¡Mientes! ¿Qué me ocultas?
-No miento...
-¡Sí! ¡Acabas de meterte el pelo por detrás de la oreja y eso es señal de que mientes!
<<¡Cómo odiaba en ocasiones que me conociera tanto!>>
-Está bien, te diré la verdad...-Resoplé.-El otro día me invitó a un refresco en un bar y...
-¿¡Has tenido una cita con él y no me lo has contado!? ¿A caso ya no confías en mí? ¡Soy tu mejor amiga! ¡Tu hermana!-Parecía una loca.
-¡Cálmate!-La grité.-Perdón por gritarte y por habértelo ocultado, pero es que sabía que ibas a volver a emparejarme con él y no quiero...
-No pasa nada...-Suspiró.-Perdóname tú a mí si a veces soy tan pesada con ese tema, pero es que quiero verte feliz de nuevo. ¡Llevas dos años sin querer besar a un tío y por culpa de dos imbéciles que no te querían! Ya es hora de que des un paso adelante.

jueves, 25 de junio de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN XV

-¡Pues sí que has cambiado! ¡Cómo para no reconocerte!
-Lo sé.-Sonrió.
-Pero...aunque hayas cambiado, ¿por qué no te reconocí por el nombre?
-Quizá porque a penas nos conocíamos lo olvidaste.
-Puede ser...aunque yo soy muy buena para recordar nombres, ¿eh? Me acuerdo en las prácticas de educación infantil que al segundo día ya me sabía todos los nombres de los niños sin equivocarme.
-¡Wow, pues sí que tienes buena memoria!
-Ya.-Sonreí orgullosa de mí.
Continuamos la tarde hablando de nuestras vidas, conociendo un poco más de nuestro pasado, nuestros gustos, etc.
Al volver a casa me sentía feliz. 
¡Me había divertido muchísimo junto a él! 
Sin embargo, había una pregunta que no había dejado de rondar mi cabeza.
<<¿Cómo es que él sí me recordaba tan bien? Ya habían pasado casi 9 años desde la última vez que habíamos coincidido y se acordaba de cada momento que habíamos pasado juntos, a pesar de haber sido muy pocos.>>
Tras saludar a mi familia fui a mi habitación a dejar las cosas y cuando volví le conté a Viviana sobre lo que había descubierto.
Ella se quedó tan asombrada como yo para después sonreírme de una manera extraña.
-¿Por qué me miras así?
-Nada, nada...
Me encogí de hombros y fui con los pequeños a jugar con los playmobil.
(***)
El domingo lo pasamos en familia. 
Tanto mi madre como Joel descansaban así que decidimos hacer un maratón de películas, juegos, fotos, etc.
¡Hacía tanto que no disfrutábamos así!
Y por primera vez sentía que volvía a ser feliz, que ya recordaba mi pasado con una sonrisa pues estaba empezando a convivir con ello sin importarme lo más mínimo.
Estaba empezando a aprender a ser feliz y me sentía muy orgullosa de mí misma.
Después de que el fin de semana se me pasara en un abrir y cerrar de ojos empezó una semana algo más casera pues mi madre trabajaba de tarde y me tocaba cuidar de los pequeños.
Mientras ellos dormían yo aprovechaba para ensayar para la prueba de la que me habló mi amigo Eliot unas semanas antes.
Cuando estos despertaban jugábamos o veíamos la televisión un rato, les preparaba la merienda y después los llevaba al parque.
El miércoles en el parque nos encontramos con Olivia y Finch, pero mi sorpresa fue cuando me enteré de que Eliot era quien los estaba cuidando esa misma tarde.
Así que me acerqué al banco donde estaba y me senté a su lado provocando una gran sonrisa en él.
-¡Qué sorpresa!-Me abrazó.
-La verdad que sí.-Sonreí.-¿Qué tal estás?
-Muy bien, y ¿tú?
-Muy bien también, cuidando de mis hermanos.
-Yo de mis primos.-Me sonrió.-Por cierto, ¿has empezado a ensayar?
-¡Sí! He empezado a recordar algunas coreografías que hacía de pequeña para volver a ponerme en forma y luego poder crear una nueva.
-Si quieres mañana puedes venir a mi casa con tus hermanos y así ensayamos juntos.
-¡Vale, me encantaría!-Sonreí.
Nos quedamos hablando un rato más hasta que empezó a anochecer y cada uno se fue a su casa.
Cuando volvimos Connor justo estaba saliendo por la puerta.
-¿Ya terminaste? ¿Has avanzado mucho?
-Sí, la verdad que ya he terminado de quitar todas las hierbas y plantas muertas.
-¡Qué bien! Pronto podremos plantar cosas nuevas.
-Sí, tendré que hablar tu madre de lo que quiere y no.
Asentí con la cabeza.
-¿Y qué tal vuestra tarde en el parque?
-¡Mu beeen!-Contestó un Axel alegre.-Taban Fin y Oviva.
-Finch y Olivia.-Corrigió su hermana.
-¿Quiénes son?
-¡Mi mejor amiga y su hermano!
-¡Qué suerte que los hayáis visto entonces!
-Sí.-Respondió la rubia.-Tengo hambre, ¿entramos?-Se dirigió esta vez a mí.
-Sí, ya vamos pequeña.
-¡No soy pequeña! Ya tengo 5 años.
-Para mí seguirás siendo mi pequeña siempre.
Se cruzó de brazos mientras me miraba.
-Ya voyyy.-Suspiré.-Bueno Connor, ya nos veremos. Adiós.
-Adiós.
(***)
La tarde de ensayo fue al principio un poco duro pues Eliot no paraba de corregir mis errores, pero con las horas conseguí hacer una coreografía genial.
-Si trabajas duro creo que puedes conseguir la beca.
-¿De verdad?
-¡Por supuesto! Sabía que bailabas bien, ¡pero no tan genial!
Sonreí.
Por primera vez sentía que me iba todo bien y que podría conseguir todo lo que me propusiera.
-Si quieres puedes darte una ducha en mi baño.
-Gracias, pero no quiero molestar...
-No seas boba, anda.
Terminé aceptando la propuesta ya que la verdad lo necesitaba.
Cuando salí con la ropa puesta que me había prestado Samantha fui a ver a mis hermanos.
-Si queréis podéis quedaros a cenar.
-No quiero molestar.
-¡Sí! Porfiiiiii...-Me miró mi hermana con cara de no haber roto un plato en su vida.
Y como no...terminé aceptando.
La velada fue mejor de lo que pensaba pues temía un poco del carácter de la tía de Eliot, pero con el trascurso de los minutos fue más amable de lo que pensaba.
-¿Y de qué os conocéis vosotros dos?
-Si ya lo sabes, tía.
-Pues no me acuerdo.
-Íbamos juntos al curso de educación infantil.
-Así que te gustan los niños.
-¡Sí, me encantan! Por eso cada vez que me quedo con mis hermanos estoy en mi salsa y nunca me importa quedarme en casa.
-Eso está muy bien, aunque a veces pueden acabar con nuestra paciencia.
-Ni tanto...pero lo demás lo recompensa.
Ella asintió.
Después de algo más de media hora nos despedimos de todos menos de Eliot, quien se encargó de llevarnos a casa.
Cuando nos despedimos le agradecí su hospitalidad y le di un beso en la mejilla.
-¿Sabes? Me alegro mucho de haber vuelto a hablar contigo.
-Y a mí.-Le sonreí.-Eres un gran amigo.
-Y tú una gran amiga.
Nos dedicamos una última sonrisa y entré en casa junto a mis hermanos.
Joel ya había llegado y estaba cenando mientras veía un partido de baloncesto.
-¿Dónde estabais?
-En casa de Olivia.-Contestó Hera yendo a sus brazos.
-¿Hasta tan tarde?
-Sí, nos invitaron a cenar.-Respondí yo.
Tras zafarse de los pequeños Joel siguió comiendo sus huevos fritos con patatas.
-Voy a acostar a los pequeños, ahora vengo.
Él asintió con la cabeza.
Cuando volví me senté a su lado.
-¿Qué tal todo hermano? Ya apenas nos vemos.
-Pues bien, como siempre, trabajando y eso.
-¿Estás deseando volver a la uni? Ya falta poco para que vuelvas a las clases.
-La verdad que sí, echo de menos aprender medicina...Aunque ahora con el trabajo no paro y no me da tiempo a pensar en mucho más.
-Pero si estás mejor trabajando, al menos no tienes exámenes.
-Ya, eso es lo único que no echo de menos de la uni.
-¿Y qué, alguna chica hay por ahí?
-¡Eso no te importa!
-¿Cómo que no? ¡Soy tu hermana! Tengo derecho a saberlo.
-¿Y tú tienes algún chico?
No respondí.
-¿Ves? Tú tampoco quieres hablar de ello, así que no sé para que preguntas.
Negué con la cabeza y reí.

domingo, 21 de junio de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN XIV

No le conté a Vega que iba a quedar con Connor pues no quería que se pusiera como el día anterior por la noche.
Si sacaba conclusiones solo porque fuera mi jardinero, ¡imaginaros si le contaba eso! 
Es verdad que el chico se me había declarado, pero eso no significaba que él me gustara a mí.
Miré mi armario durante un par de minutos en busca de la ropa perfecta para ponerme aquel día.
No era porque quisiera ponerme lo más guapa por él no, sino que quería estar guapa para mí. Yo no dependía de nadie.
Al final me decidí por una blusa blanca corta que enseñaba los hombros, unos jeans rotos y unas zapatillas blancas.
Una vez preparada elegí un bolso pequeño a juego con la blusa y después de despedirme de mi familia esperé un poco más allá de mi casa.
¡No quería que mi madre me cotilleara! Aunque sí sabía que había quedado con el jardinero pues sabía que nos llevábamos bien y eramos buenos amigos.
Al poco le vi aparecer.
Lucía muy bello con esa camiseta blanca que resaltaba su piel bronceada y esos vaqueros negros.
Me sonrió al verme y yo hice lo mismo.
Cuando estuvimos a menos de un metro me puse algo nerviosa.
¿Cómo le iba a saludar? ¿Dos besos? ¿Un hola? ¿Un abrazo?  ¿Un apretón de manos? ¡Mierda, no había pensado en ese detalle!
Él pareció leerme el pensamiento pues no se acercó y me saludó con un gesto de manos y un tímido hola.
-¿A dónde vamos?-Pregunté intrigada.
-¿Al bar 44? Tienen unos sofás muy cómodos.
-¡Vale!-Sonreí.
-He venido en coche ya que vivo un poco lejos de aquí.
Asentí con la cabeza y lo seguí hasta su Ford Focus negro.
Abrió la puerta del copiloto como un caballero, rodeó el auto y se sentó en su asiento.
Unos minutos después estábamos buscando aparcamiento cerca de aquel bar.
Sin embargo Bristol a esas horas era muy concurrido y casi todo estaba ocupado.
-¡Ahí!-Señalé a mi derecha.
-Sí, gracias.-Me sonrió.
Salimos del coche una vez aparcado y andamos una calle hasta llegar a aquel acogedor local.
Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana y esperamos a que nos atendieran.
Cuando el camarero se fue a por nuestros refrescos nos quedamos en silencio mirándonos.
-¿Habías venido alguna vez aquí?
-La verdad que no suelo salir mucho de casa, antes por los estudios y hasta ahora he estado cuidando de mis hermanos cuando mi madre trabajaba así que...lo poco que he salido ha sido a pasear, la bolera cuando eran cumpleaños o bares cercanos a mi casa. 
-Vaya...pues sí que has tenido poco tiempo libre...
-Ya...ahora que mi madre ha cambiado de trabajo puedo salir más pero como siempre he estado en casa... tampoco es que me apetezca mucho.
-Vaya, tendré que sacarte más de una vez entonces.-Me sonrió.
Me ruboricé ante la propuesta.
-¿Y...no has tenido novio? Perdona si te molesta...
-No, no molestas. Y sí, estuve con un chico hasta hace dos años. Él sí que salía mucho y al yo no poder dedicarle mucho tiempo al final...me dejó.
-Vaya, lo siento...
-No te preocupes.-Intenté sonreír.-¿Y tú has tenido novia?
-Sí, tuve dos, pero parecía ser insuficiente para ellas y duré muy poco con ellas.
-Vaya, ¡qué mala suerte!
-La verdad que con la edad que tenía por aquel entonces era un poco...idiota, la edad del pavo nos vuelve tontos a los chicos sobre todo.
-Ya veo ya...
El camarero volvió con nuestras Coca-Colas y Connor le dio el dinero justo para pagarlas.
-Gracias por invitarme.
-Gracias a ti por aceptar.
Nos sonreímos y bebimos a la vez lo que provocó que riéramos.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Claro, dime.
-¿Desde cuándo conoces a Roy?
-Llevo viviendo con él desde los 3 años, aunque hemos sido amigos desde que nací. Nuestros padres eran muy amigos y cuando los míos y su madre murieron en un accidente Gus me acogió en su casa, por algo era mi padrino.
-Vaya, lo siento no sabía que...
-Tranquila, a penas los recuerdo...como suelen decir nadie recuerda muchas cosas antes de los tres años, o al menos casi nadie.
-Ya, eso es verdad.
-¿Y qué hay de tu padre? ¿Por qué no vive con vosotros?
-Nos abandonó hace dos años.-Tragué saliva.-Y no hemos vuelto a saber nada de él.
-¿Y eso?
Me quedé en silencio.
No sabía si estaba lo suficientemente preparada para contarle la historia.
-Perdón...si no quieres hablar de ello lo entiendo.
-No es que no quiera...siento que no estoy preparada.
-Lo entiendo, a penas nos conocemos y que yo te haya contado esa parte de mi vida no quiere decir que tú tengas que hacerlo.
-Gracias.-Le sonreí.
-De nada.-Me devolvió la sonrisa.-¿Y tú desde cuándo conoces a Roy?
-Desde el colegio. Coincidimos en parbulitos hasta secundaria, luego él eligió un instituto diferente para el bachillerato, pero aún así continuamos con nuestra amistad.
-¿Y qué hay de Vega?
-A Vega la conocí en primaria, fui la única en acercarme a la nueva.
-¿Por qué los demás no lo hicieron?
-No sé, quizá estaban tan ocupados contándose lo que habían hecho durante el verano.
-Ah.
Nos quedamos en silencio durante un rato hasta que decidí preguntarle por su pasión por la jardinería.
-Lo he heredado de mi madre, es lo poco que recuerdo de ella...Me acuerdo del olor a hierba mojada y a las flores de nuestro jardín. Cuando acabé los estudios obligatorios decidí estudiar y dedicarme a ello, no quería dejar escapar lo único que recordaba de ella, al igual que decidí crear una banda de música por mi padre.
-¿Y has trabajado para muchas casas ya?
-No mucho pues apenas llevo un año ejerciendo de ello, los estudios se me atascaron y repetí un par de cursos, por el contrario con el grado de jardinería.
-¿Y te sigue gustando tanto como antes?
-Por supuesto, aunque sí es verdad que ahora me gustaría dedicarme más a la música. 
-Roy toca en tu misma banda, ¿no?
-Sí, aunque ahora hemos hecho un parón porque el resto del grupo tienen más cosas que hacer y no tienen apenas tiempo a ensayar.
-Lo que me parece raro es que siendo amigos los dos de Roy no hayamos coincidido antes.
Él rió por unos segundos dejándome algo extrañada.
¿De qué se reía?
-Sí hemos coincidido hace unos años...es más en muchos de sus cumpleaños hasta los... ¿12? Luego dejaste de venir.
-Espera...¿Cómo que hemos coincidido? ¿Por qué no te recuerdo?
-Quizá porque he cambiado bastante.-Dijo sacando su móvil.
Buscó una foto y me la enseñó dejándome perpleja.
<<¿Me estaba diciendo que aquel chico regordete, con gafas y lleno de granos era el mismo que se encontraba delante de mí?>>

martes, 16 de junio de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN XIII

-Oye, ya que me estás ayudando me gustaría compensarte.-Rompió Connor el silencio que se había instalado en el jardín.
-¿Cómo?
-Me gustaría invitarte a una cafetería que tienen unos batidos riquísimos, ¿aceptarías?
Me sonrojé al escucharlo.
<<¿Me estaba pidiendo una cita? No...no podía ser...aunque con lo que me confesó el día anterior tenía toda la pinta.>>
-En plan amigos.-Pareció leerme la mente.
-¡Claro! Me encantaría.-Sonreí.
<<No tenía nada de malo en salir a solas un día, ¿no? >>
(***)
Cuando mi madre y mis hermanos llegaron todavía seguíamos trabajando en el jardín.
Los pequeños en seguida corrieron hacia mí a darme un abrazo, pero yo los paré a tiempo.
-Estoy llena de tierra y no quiero mancharos.
-¿Y eso? ¿qué estás haciendo?
-Estamos quitando las malas hierbas.-Contestó Connor.-Hola Hera y Alex.-Les sonrió.
-Hoaaa.-Sonrió el pelirrojo.
Mientras que la rubia se quedó en silencio.
-¡Hera! Saluda a Connor.-La regañé.
-Hola...-Dijo a regañadientes en un tono muy bajo.
En ese momento apareció Viviana con una gran sonrisa.
-¡Wow! Así casi sin plantas parece otro.
-Hola mamá.
-Hola señora Sullivan.-Sonrió el jardinero.-Al menos no se ve tan apagado, y cuando ponga todo nuevo se verá precioso. ¡Serás la envidia de todos los vecinos!
Todos reímos.
-¡Sííí! Quiero muchas flores.-Contestó la pequeña ilusionada.
-¡Fores, forees!-Le siguió su hermano.
-Por cierto, había pensado construiros un cobertizo aún más grande, si usted quiere.
-¡Buena idea! Pero, ¿sabes de carpintería también?
-Yo no, pero mi mejor amigo sí. 
-¡Oh...! ¿Y por cuánto? Ahora que no estoy en el bar cobraré algo menos y...
-No se preocupe, compartiré mi sueldo con él.
-No quiero que...
-De verdad, no se preocupe.-Sonrió Connor.
-Está bien...y por cierto, ¡no me trate de usted! Me hace sentir vieja y aún tengo 50 años.
Él asintió.
-Bueno, yo me voy a dar una buena ducha.-Interrumpí.
-¡Quero aguaaa!
-¡Tú ya te has duchado esta mañana!-Contestó nuestra madre.
-Joooo.-Puso pucheros.
-Tranquilo Axel, cuando salga de la ducha lleno el lavabo pequeño y juegas con tus muñecos, ¿te parece?
-¡Síiii!
Sonreí y me despedí de ellos.
(***)
Después de una buena ducha miré mi móvil. 
¡Tenía 6 llamadas y 15 whatsapp de Vega! 
Alarmada la llamé y al primer tono una Vega nerviosa contestó.
-¡Por fin te dignas a aparecer! ¿Qué hacías para no contestarme?
-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
-Sí, estoy muy feliz, pero no has contestado mi pregunta.
-Perdón...Estaba ayudando a Connor con el jardín.
-¡Ui, ui...! ¡Aquí hay tema pero vamos!
-¿Qué dices loca? ¿Para qué me has llamado?
-¡Tengo una muy buena noticia! Pero quiero contártelo en persona... ¿Puedes quedar? Podemos cenar en mi casa.
Miré la hora del reloj.
 ¡Ya eran casi las 9! 
Se me había pasado la tarde volando al lado de ese chico de ojos color café.
-¿Lana? ¿Estás ahí?
-Sí, perdón. 
-¿Entonces te vienes?
-Uf...ya me había puesto el pijama...
-Porfaaaaaaaaaaaaa.
-Es muy tarde y estoy cansada.
-¿Tarde? ¿Estás loca? ¡Si son las ocho y media!
Vale, sí...había exagerado un poco antes con la hora.
-¡Pediremos patatas bravas!
-Vale, en quince minutos estoy allí.
-¡Cómo te conozco!
Reímos, nos despedimos y empecé a prepararme.
Como no tenía muchas ganas de vestirme me puse lo primero que pillé.
Una camiseta de manga corta gris con unas anclas negras, unas mallas negras y unas zapatillas negras.
Cogí una mochila donde metí mi cartera, llaves y móvil y bajé a avisar a mi familia de que me iba.
Y como había dicho, quince minutos después me encontraba frente a la puerta de madera que daba paso a la casa de mi mejor amiga.
-Hola Lana, ¡cuánto tiempo! ¿Cómo estás?
-Hola Ken, muy bien, ¿y tú?
-Muy bien, gracias.-Me sonrió el ojiazul.-Pasa, mi hija te está esperando.
Asentí y entré en busca de Vega.
Por el camino saludé a Ashley y a Blake que se encontraban hablando en la cocina.
Entré en el dormitorio verde clarito decorado con cuadros, una corchera con dibujos y fotos de la familia y amigos de Vega.
Mi amiga se levantó rápidamente de la cama cuya colcha y cojines eran del mismo color que las paredes, aunque con distintas tonalidades.
-¡Por fin! ¡No te lo vas a creer!-Empezó a hablar en cuanto me vio aparecer.-Es que no me lo creo ni yo... o sea no sé como ha pasado pero...
-¡Ey fiera, cálmate un poco!-Reí.
-Es que estoy súper feliz tía...¡No creí que me lo pediría nunca! ¡Él! Que ya sabes que siempre ha estado con una y con otra...
-¿Te ha pedido salir?-Abrí bien los ojos.
-¡Síiiiii! O sea estábamos paseando por el Castle Park y de repente se paró en frente de mí y me dijo unas cosas tan bonitaaaas. ¡Ya sabes que estábamos como amigos con derecho y que habíamos dicho que no nos íbamos a enamorar, pero...¡ya llevamos tres meses así y el roce hace el cariño y...! Pues eso, que por fin se ha dignado a preguntarme si quiero ser su novia y yo le he dicho que sí. ¡Ya tienes cuñado! 
-¡Ay, cuánto me alegro por vosotros! La verdad que se notaba que ibais a acabar juntos.
-¿Desde cuándo?
-Os conozco. Ambos sois mis amigos desde pequeños y cuando os presenté sé que le llamaste la atención a Roy. 
-Ya, y él a mí, pero acordamos no enamorarnos...
-Ambas sabíamos que eso era imposible, ¡si no había más que veros!
-¡Buah! ¡Es que no me lo creo...!
Negué con la cabeza mientras la abrazaba.
-¿Y mis patatas bravas?-Le pregunté según me separé de ella.
-Están en camino. Blake ha ido a por ellas.
-Pero si acabo de ver a tu hermano hablando con tu madre...
-¡No me digas que no ha ido todavía! ¡Lo mato!-Dijo saliendo en su busca.
Mientras yo esperaba a que volviera miré cada una de las fotos en las que aparecíamos, recordando cada momento juntas.
-¡Ya estoy aquí!-Apareció aún feliz.
-¡Cómo me gusta verte así!
-¿Y tú qué? ¿Cuándo te enamoras?
Me sonrojé y negué con la cabeza.
-¡Nunca!
-Ui...te has sonrojado, eso quiere decir algo.¿Quién te gusta?-Me miró con cara de pícara.-¡No, no me digas nada...! ¡CONNOR! ¿Verdad?
-¡Estás loca! ¡No me gusta nadie y menos Connor!
-¡Y yo me chupo un dedo! ¡Connor! ¿Ves? Te sonrojas y sonríes cada vez que menciono su nombre.
-¡Eso es mentira! Sabes que desde que lo dejé con Adam no he querido saber nada de ningún chico...
-Niña, han pasado ya dos años. ¡Es hora de que lo superes!
-Ya, pero...
-Ni peros ni peras, ¡tienes que darte una oportunidad! Bueno más bien a un chico, ¡o todos los que quieras! No hace falta que te comprometas, mira lo que he tardado yo...
-Ya, pero tú eres tú y yo soy yo.
Vega suspiró negando con la cabeza.
-Oye, ¿y Noel? Es muy guapo...claro que siendo hermano de Roy pues...
-¡Pero si no vive aquí! ¡Y además tiene novia!
-¡Oh, sí, es verdad...! ¡Maldita Shana!
Y así es como mi mejor amiga empezó a intentar emparejarme con todos los chicos que conocíamos.
¡Menos mal que Blake llegó en seguida con la cena!
Con él en la habitación su hermana cambió de tema completamente y entre los tres pasamos una entretenida cena.