Capítulo XII
Después de
prepararme y desayunar voy a casa de los Cooper, hoy me toca quedarme hasta las
4 pm.
Llamo al
timbre y me abre Byron sonriente.
-Buenos
días Ariel.
-Hola.-Digo
sin mirarlo si quiera.
Entro y me
dirijo al salón en busca de los niños, y como no, el chico me persigue.
-¿Siempre
me vas a estar siguiendo?-Digo dándome la vuelta y mirándolo a los ojos por
primera vez en el día.
-No te
estoy siguiendo, simplemente vengo al salón que es donde estaba antes.
-Ya, y el
otro día también, ¿no? Y el otro… ¡Qué casualidades!
-Me creas
o no, es la verdad.
Resoplo y
decido no continuar con la conversación.
Entro en
el salón y no veo a ninguno de los niños.
-Están
todos dormidos, así que tenemos un rato para charlar tú y yo. -Dice sentándose
en el sofá.
-¿Charlar
tú y yo? ¿De lo idiota que eres? No, gracias.
-¿Crees
que soy un idiota? ¡No juzgues un libro por su portada!
-No te
estoy juzgando, eres chico y eso equivale a idiota.
-Madre
mía…
-¿Madre
tuya qué?
-Nada,
nada.-Se encoge de hombros.- Deberías cambiar, no sé como puedes tener novio.
-¿Novio?
¿Quién ha dicho que lo tenga? ¡Yo no quiero saber nada de eso!
-¿Y
entonces quien era Dave?
-¡A ti que
te importa! Es mi vida personal.
-Pero yo
soy tu jefe.
-No, mis
jefes son tus padres.
-¿Los ves
aquí? ¿No? Pues entonces el mayor soy yo, así que mando mientras estén
ausentes.
Niego con
la cabeza y me voy a la cocina a preparar los desayunos para cuando se
despierten.
-¿Otra vez
tú? ¡No hace falta que me sigas a todos lados!
-A ver.-Se
acerca a mí.-Que te quede claro que tú no me mandas, esta es mi casa y hago lo
que quiera.-Me sonríe.-Y cuidas de mis hermanos, yo solo te vigilo para que
hagas bien tu trabajo.
-¿Y tú
qué? ¿No tienes que ir a trabajar?
-Sí, en 10
minutos te dejo en paz, pero hasta entonces me vas a tener que aguantar.
-Pero
ahora no están tus hermanos, ¿por qué me vigilas? ¿A caso piensas que te voy a
robar? No, gracias, ya tengo todo lo que quiero.
Él se
encoge de hombros y continúa observándome en silencio.
La puerta
de la cocina se abre y aparece Marvin frotándose los ojos.
-Buenos
días campeón.-Saluda su hermano.
-Buenos
días Marvin.-Sonrío.-Ya tienes tu desayuno listo.
-Hola,
gracias.-Dice sentándose en frente de su desayuno.
El
silencio reina en la cocina.
-Bueno yo
me voy ya, si pasa algo llámame.
Asiento.
-Adiós,
pequeño.-Le alborota el pelo.
-Adiós
tato.-Sonríe.
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