miércoles, 31 de julio de 2019

POLOS OPUESTOS XIII


Capítulo XIII

La mañana pasa tranquila, los niños se dedican a jugar entre ellos y con sus juguetes, mientras yo los observo y cuido de ellos.
Al mediodía después de que los niños coman les echo a dormir la siesta, y mientras aprovecho para comer.
Justo cuando voy a empezar a dar un bocado el timbre suena.
Me quedo extrañada pero voy a abrir.
-¿No tienes llaves o qué?
-Sí, pero están en la mochila y tardaba menos llamando.-Byron luce una sonrisa de superioridad.
-Si lo sé, no te abro.
-Pues haber mirado por la mirilla así habrías sabido que era yo y no estarías ahora quejándote.-Se encoge de hombros, entra y me da un beso en la mejilla antes de desaparecer.
<< ¿Qué ha sido eso? ¿Quién es para darme un beso en la mejilla así sin más? ¡Aaaaggg! Me frustra>>.
Vuelvo a la cocina y me encuentro a Byron sentado en mi sitio y mirando fijamente mi comida.
-¡Está deliciosa!
-¡Deja mi comida ahora mismo!
-¿O si no qué?
-O si no… Se lo diré a tus padres.
- I si ni si li diri i tis pidris.-Me replica.
-¡Eres un idiota, no te aguanto!-Desaparezco de la cocina dando un portazo y me voy al baño.
Me encierro y sin darme cuenta comienzo a llorar.
<< ¿Por qué todo esto me tiene que pasar a mí? ¿Y por qué no puedo ser fuerte y no llorar?>>
Toc, toc.
No contesto e intento tranquilizarme, pero no puedo dejar de sollozar.
-¿Ariel? ¿Estás bien?-Pregunta el chico.
-¡Déjame en paz!
-Ariel, no te puedo dejar así…-Suspira.-Lo siento, ábreme la puerta por favor.
-¡No!
-Ariel… Soy un idiota, perdón.
Resoplo, me levanto y tras secarme las lágrimas abro la puerta y dejo que pase.
Él sin decir nada me abraza.
No me gusta que me esté abrazando, pero la verdad que es lo único que necesito…
-Ariel, perdona, no pensé que te ibas a poner así, o sea sé que te iba a molestar, pero no tanto…
-Ah, o sea que quieres molestarme… ¡Qué bien todo!
-Me gusta picarte.-Confiesa.-Pero porque… no sé, me pareces más guapa aún cuando te enfadas.-Sonríe.
Me quedo en silencio.
-Gracias por pedirme perdón.-Termino diciendo.-Solo que… bueno, déjalo.
-No, Ariel, no voy a dejarlo, te he hecho llorar y… lo menos que puedo hacer es pedirte perdón y consolarte.-Me sonríe y me da un beso en la mejilla.-No sé tus motivos para que nos trates tan mal a los chicos, sobre todo a mí, y no quiero saberlo si no estás dispuesta a contarlo, pero déjame decirte que no todos somos idiotas, igual en algún momento sí, pero yo no quiero hacerte daño, solamente quiero llevarme bien contigo aunque no lleguemos a ser amigos, solamente por mi familia.
Lo miro sin decir ni una palabra.
-Me gustaría empezar de nuevo contigo, ¿aceptas tratarme mejor?
-Solamente por tu familia, pero no pienses que puedes hacer lo que quieras por esto, no soy tu amiga y no tengo por qué contarte mi vida.
-Está bien, ¿algo más?
-Sí, no me sigas.
-Acepto.-Me ofrece su mano.
Se la estrecho y desaparezco del baño.


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