El lunes por la mañana tras despertarme desayuné y me puse a ver un rato la televisión, pero no había nada interesante por más que hiciera zapping una y otra vez así que decidí encender el móvil de una vez.
¡Tenía 10 llamadas de los hermanos Scott, aunque la mayoría eran de mi mejor amiga! ¡Y cuando entré en Whatsapp vi que entre grupos y chats individuales tenía más de 500 mensajes.
Entré en el grupo de mi antigua clase y decidí salirme, no sin antes dejarles un mensaje:
Gracias chic@s por todo lo vivido, no sabéis cuanto os echo de menos...Pero sintiéndolo mucho me voy a salir del grupo, si necesitáis cualquier cosa ya sabéis cual es mi número, no dudéis en hablarme. Un beso, y hasta pronto.
Una vez hecho leí todos los mensajes de Vega donde me ponía "verde" por no haber dado señales de vida y tener a Blake demasiado preocupado.
Suspiré y decidí llamarla.
-Espero que tengas una muy buena excusa para defenderte o ¡estás muerta!-Fue lo primero que dijo.
-Gracias, yo también te quiero amiga.-Reí.
-A mí no me hace gracia, ya estás explicándome porque no me has contestado en todo el día de ayer.
-¿Qué tal si vienes a desayunar conmigo y te cuento?
-En cinco minutos estoy allí.-Y colgó sin dejar que me despidiera.
Dicho y hecho, a los minutos acordados el timbre de mi casa sonó.
Cuando abrí me encontré con una Vega sonriente y una bolsa llena de...¡Chocolate fijo!
-Anda, si me traes el desayuno a domicilio, ¡eres la mejor!-Sonreí y la abracé.
-¡Y tú la peor! Me has preocupado muchísimo, y a mi hermano más.
-¿A tu hermano? No sé yo, ¿eh?
-¿Qué es lo que ha pasado? Porque por más que le insistía no me lo quería contar, solo me dijo que hiciera lo imposible por decirte que necesitaba hablar contigo.
-Si tanto necesita hablar conmigo, ¿por qué no ha venido él?
-Porque le cerrarías la puerta en la cara, seguro.
Negué con la cabeza y me dirigí hacia la cocina con la bolsa llena de alimentos.
-¡Palmeras de chocolate! ¡Qué perdición!-Sonreí.
-Bueno, ya estás contando qué pasó después de que os fuerais de la fiesta.
Resoplé y mientras preparé lo necesario para comer le puse al día.
-¡Lo mato, es que lo mato! Si lo llego a saber ni le ayudo.
-¿Ayudar a qué?
Justo en ese momento el timbre de la casa sonó.
Miré a mi amiga fulminándola con la mirada y me dirigí hacia la entrada pero ella me paró a tiempo.
-Me encargo yo.
Asentí y la esperé allí.
-¡ES QUE ERES UN CAPULLO! ¡VETE!
Decidí hacer frente al problema y la calmé a Vega.
-¿Segura?
-Sí.
-Os espero en la cocina entonces.
Dejé entrar al chico y nos sentamos en el sofá para hablar.
-Lo siento muchísimo Lana, mi hermana tiene razón.-Jugueteaba con sus dedos nervioso.-Soy un capullo integral, no debí besarte ni comportarme como lo hice. Estoy muy arrepentido y no me gustaría que siguieras enfadada conmigo y mucho menos perder a una amiga tan fantástica.
No respondí, solamente lo miré y esperé pensando una respuesta.
Sin embargo nada salía de mi boca.
-Entiendo que estés así, yo me habría puesto igual pero...estoy dispuesto a hacer lo que sea para que me perdones, incluso me olvidaré de mis sentimientos y no te molestaré respecto a ese tema.
-Por favor, dime algo.
-Lo siento Blake, pero yo... no sé que decirte.
-¿Me perdonas?
-Me...lo tengo que pensar.
-Está bien...Te daré el tiempo que necesites, no te insistiré más. Solo quiero que sepas que de verdad me arrepiento muchísimo y que si pudiera volver a atrás me habría comportado de otra forma distinta.
Asentí y me levanté para acompañarlo hacia la puerta.
-Gracias...por escucharme al menos.-Me dedicó una sonrisa sincera.
-De nada, supongo.
-Adiós.
-Adiós.
Cerré la puerta y volví con mi mejor amiga, con quien rompí en llanto de nuevo.
Vega me abrazó fuerte y me intentó calmarme para poder desayunar.
Pasamos toda la mañana viendo vídeos de risa en Youtube, después pusimos música y empezamos a bailar.
Poco después llegaron mis hermanos, Joel se fue a su cuarto y los pequeños se unieron a nuestra fiesta improvisada.
-¿Te quedas a comer?
-Claro.
-Pues entonces...voy a empezar a preparar la comida, ¿vienes o te quedas con los peques?
-Te ayudo.
-Jooo...¡quédate, Vega!-Dijo mi hermanita con un puchero.
-¡Esooo!-La animó Axel.
-No te preocupes, le pediré ayuda a Joel.
***
Después de comer Joel se fue a trabajar y Vega a su casa así que me quedé a solas con los pequeños quienes dormían plácidamente la siesta.
A las 17.00 llegó Connor.
-¡Qué puntual!-Sonreí al verlo.
-Hombre, tengo que serlo, ¡sino me echáis!
Reí y lo dejé pasar.
Lo seguí hasta el jardín y me quedé mirándolo embobada por un rato hasta que me percaté de lo que estaba haciendo y me di media vuelta para ir a hacer las labores.
-¿Ya te has cansado de mirarme?
Me volví a girar para encontrarme con una gran sonrisa.
Se estaba poniendo los guantes mientras sujetaba entre sus piernas la pequeña carretilla con los instrumentos necesarios para su labor.
-Yo...no...te estaba mirando.
<<¡No has sonado nada convincente!>> Me regañé mentalmente.
-¿Y entonces qué estabas mirando?
-Pues...yo...eh...el cobertizo.
-¿EL cobertizo?-Subió una ceja.-Seguro.-Me guiñó un ojo y cogió la carretilla antes de echar a andar.
Sin contestar entré en la casa y fui a fregar la vajilla, después saqué la ropa de la lavadora y la tendí.
Justo en el momento que iba a tender una camiseta me quedé mirando a Connor como se quitaba la suya, parecía que tenía mucho calor y el sudor resbala por sus abdominales.
Tragué saliva y mis mejillas se tornaron rojas.
Por suerte sus ojos no se percataron de que lo estaba viendo hasta que de lo nerviosa que me puse se cayó el cubo con todas las pinzas.
<<¡Mierda!>>
Él me miró y rió mientras se acercaba hacia mí.
-Buenas vistas, ¿eh?
-S...sí.-No podía quitar mis ojos de él.-Digo no.-Rectifiqué en cuanto me di cuenta, pero era demasiado tarde.
Él me sonrió, se aproximó demasiado a mí y con demasiado quiero decir que podía escuchar su respiración entrecortada y los latidos de su corazón.
Yo estaba bloqueada, quería reaccionar, alejarme antes de que quisiera probar esos labios tan carnosos, tan...apetecibles.
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