lunes, 23 de marzo de 2020

EL SECRETO DE MI JARDÍN V

Una vez que estábamos todos entramos al local, miramos la carta y pensamos qué pedir, 4 familiares, patatas y alitas de pollo, más 7 refrescos.
Después hicimos cuentas y pagamos entre todos la cena, juntamos varias mesas y nos sentamos de la siguiente forma:
Joel           Yo            Vega       Roy    
Blake    Connor     Miranda 
Empezamos a hablar poniéndonos un poco al día, hablamos también sobre la película que habíamos visto y planeamos a donde ir después de cenar.
Al haber dos gustos musicales diferentes decidimos ir alternando el tipo de bar, primero uno de rock, uno para bailar, uno de rock....y así sucesivamente.
Después de tomar algo en el primer bar la parejita se fue un rato a solas, Joel hablaba con Blake mientras que yo hablaba con Connor y Miranda.
Mi hermano poco después decidió marcharse a casa pues al día siguiente trabajaba.
-Voy a pedir algo.-Dije yendo a la barra.
-Te acompaño.-Me sonrió Connor.
Asentí y lo esperé.
Desde la barra observé por el rabillo del ojo como Miranda y Blake hablaban. 
Estaban serios y no paraban de quitarnos el ojo.
-Oye, Connor, ¿te puedo hacer una pregunta?-Dije mientras esperábamos a que nos atendieran.
-¿Tienes algo con Miranda?
-No, ¿por qué?
-Porque no te ha quitado el ojo en toda la noche, pensé que igual...
-¿Estás celosa?-Levantó una ceja.
-¿Yo? No. Si a mí me da igual con quien estés, a penas te conozco.
Él asintió y se quedó callado.
La camarera nos sirvió una Mahou para él y una Coca-Cola para mí, pues yo tenía que conducir, y volvimos con el resto.
-¿Vosotros no queréis nada?
Negaron con la cabeza.
Justo en ese momento empezó a sonar 'Tusa' de Karol G, y comencé a bailar y cantar.
Miranda se animó y bailó también mientras que los chicos nos observaban y reían.
Poco después entraron en el bar Vega y Roy, quienes se unieron a cantar con nosotras.
Mi amiga también empezó a bailar mientras que el chico se unió a la conversación de Connor y Blake.
Estuvimos bailando durante una hora aproximadamente y después cambiamos a otro bar, donde los papeles cambiaron, ahora eran los chicos quienes disfrutaban del ambiente mientras nosotras tres hablábamos de nuestras cosas.
Poco después decidí que era hora de volver a casa así que me despedí de todos, salvo de Blake, que decidió irse conmigo.
Le acerqué a su casa en coche pero no hablamos casi nada.
-¿Qué tal lo has pasado?-Intentaba iniciar una conversación.
-Muy bien.-Respondía yo.
-Yo también, la pena es que no hubiéramos estado a solas.
Le quería preguntar el motivo por lo que dijo eso, pero no tenía ganas de hablar y mucho menos de provocar situaciones más incómodas así que decidí quedarme en silencio.
-Ya hemos llegado.-Dije parando el coche.
-Lana, ¿te pasa algo?
-No.
-Llevas casi toda la noche evitándome.
-No.
-Sí, Lana, mírame y se sincera por favor.
Suspiré y lo miré.
-¿Qué te pasa?
-Ya te he dicho que nada.
-¿He hecho algo mal?
-No.
-¿Entonces?
-Me tengo que ir, ya es tarde.
-Por favor...dime que te pasa.
-¡QUÉ NO ME PASA NADA!-Contesté cabreada.
Blake suspiró y tras decirme un buenas noches se bajó del Opel.
Eché la cabeza hacia atrás e intenté tranquilizarme.
<<¿Qué me pasa? ¿Por qué reacciono así?>>
No entendía lo que me sucedía y sabía que había hecho mal en gritarle, él solo se estaba preocupando por mí.
<<¿Y si mi amiga tenía razón? ¿Y si fingía ser feliz cuando en verdad no era así?>>
Miles de preguntas estaban pasando por mi cabeza en ese instante.
Y así sin más comencé a llorar.
Alguien dio dos toques a la ventanilla del coche provocando que me asustara.
Paré de llorar y miré quien era.
Abrí de nuevo el coche y lo dejé pasar.
-¿Por qué lloras?-Preguntó preocupado.
-Nada.-Cogí un pañuelo y me soné los mocos.-¿Qué pasa? ¿Por qué no estás ya en tu casa?
-Se me ha debido de caer la cartera.-Dijo mirando por la zona del copiloto.-¿Ves? Aquí está.-Sonrió.
Lo miré en silencio.
-Perdón por haberte tratado así.-Dije finalmente.-No sé que me pasa...-Las lágrimas salieron de nuevo.
Él me abrazó como pudo e intentó tranquilizarme, sin insistir en saber que me pasaba, solamente me decía que todo iba a estar bien.
-¿Quieres subir a mi piso que estaremos mejor?
Asentí con la cabeza separándome de él.
-¿Puedes aparcarlo tú? Yo no tengo ganas.
Nos intercambiamos los asientos, aparcó en el primer hueco que hubo y subimos a su apartamento.
Blake vivía en nuestra ciudad, Bristol, pero en un apartamento él solo desde hacía 6 meses.
-¿Sigues sin encontrar a ningún compañero de piso?-Le pregunté una vez sentados en el sofá.
-No, y se me está haciendo un poco cuesta arriba el tener que pagar el piso yo solo a la vez que pago la carrera.
-¿Y por qué no vuelves con tus padres y tu hermana?
-Me lo estoy planteando la verdad, pero desde que he descubierto lo que es vivir sin unos padres que te agobien...
-Ya me imagino.-Reí un poco.
-¡Bien, has reído!-Me dedicó una sonrisa.-¿Estás más tranquila?
-Algo, pero no mucho.-Suspiré.
-¿Quieres algo? 
-Pues no me vendría nada mal una infusión.
-Déjame que mire que tengo.
Asentí con la cabeza y lo esperé en el sofá Chaise Longue de color naranja.
Mientras miré a mi alrededor.
El salón-comedor era la habitación más grande del apartamento, los muebles eran la mayoría hechos de madera, las paredes estaban pintadas en un blanco beige y naranja.
En la parte del comedor la mesa era rectangular y de cristal, y las sillas hacían juego con el color de las paredes.
La televisión de 32 pulgadas estaba situada en frente del sofá, sobre un mueble bajo con un armario a cada lado.
Al lado derecho del sofá había dos sillones también de madera, y en frente de estos una mesa pequeña.
Un minuto después Blake apareció con una taza humeante.
-Gracias.-Le dije cogiéndola y dando un pequeño trago.
-De nada, lo que sea para que te sientas mejor.-Me sonrió.
-He sido una tonta por tratarte antes así, eres mi amigo y no debería pagar contigo las cosas.
-No te preocupes.-Siguió sonriéndome.-¿Ves por qué es malo guardarse las cosas para ti sola? Cuando explotas pareces un volcán en erupción.
Reí.
-Gracias por la comparación.
-Gracias no, son 50 dólares.
Negué con la cabeza mientras reí de nuevo.
-¿Quieres quedarte a dormir aquí? Ya es muy tarde para que conduzcas.
-No quiero molestarte...
-No molestas, tranquila.
-Gracias pues.-Sonreí.-¡Eres un cielo!
-Pues voy a preparar la cama para que duermas y me traigo unas sábanas al sofá.
-¿Qué? No, yo duermo en el sofá.
-No, no.
-No quiero quitarte tu cama.
-No pasa nada, quiero que estés lo más cómoda posible.
-Pues durmamos los dos en la cama.-Sugerí.
-¿No vas a estar incómoda?
-¿Por qué iba a estarlo? Hay confianza, ¡anda que no hemos dormido juntos de pequeños!
-Ya pero tú lo has dicho, éramos pequeños.
-Además, necesito mimos...-Sonreí.
-¡Está bien!

No hay comentarios:

Publicar un comentario