No podía
dormir pues él siempre volvía a mis pensamientos.
No lograba
entender como podía haberme tragado todas sus mentiras con lo lista que siempre
he sido.
Daba
vueltas y más vueltas, cerraba los ojos y me ponía a contar ovejas, pero su
hermoso rostro aparecía de nuevo en mi mente.
Me gustaba
cuando no podía dormir por él al principio, pero porque todo era distinto…
Antes era
por amor, y ahora por desamor.
De repente
el sonido de una puerta me asustó, no le di mucha importancia pues sería el
aire fresco de la noche de verano.
Sin
embargo, volví a escuchar un ruido.
Esta vez
eran pisadas cada vez más cercanas a mi habitación consiguiendo que me
atemorizara, aunque segundos después se volvían a alejar.
¿Qué es lo
que pasaba?
Tras unos
minutos escuchando pequeños sonidos decidí averiguar de quien se trataba.
Y entonces
lo vi, con una maleta en mano, e intentando hacer el menor ruido posible.
A mi madre
podía engañar pues era de sueño profundo, pero a mí en estos momentos no.
Lo seguí
escaleras abajo guardando una distancia mínima, atravesamos el comedor hacia la
cocina, donde dejó un pequeño sobre donde podía ver el nombre de su esposa
escrito: Viviana, y desapareció segundos después de aquella casa.
¿Dónde se
había ido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario