-¿Y esta preciosidad?-Preguntó Vega con una gran sonrisa de oreja a oreja.
Me acerqué a ella y la abracé.
-Tú sí que eres preciosa.-Le guiñé el ojo.
-Error, yo soy la más preciosa querrás decir.-Dijo entre carcajadas.
Negué con la cabeza.
-Bueno qué, ¿vamos a por las entradas?
-Sí.
Una vez dentro del cine nos pusimos en la cola para pedir los refrescos y el bol mediano de palomitas para las dos.
Pagamos y entramos en la sala correspondiente donde nos sentamos en la penúltima fila.
Cinco minutos después de anuncios la película de comedia comenzó.
(***)
Cuando salimos del cine ya eran las 19.45 y yo tenía la sensación de que se me olvidaba de hacer algo pero no me acordaba hasta que vi a un niño pelirrojo.
-¡Mierda! Tenía que ir a recoger a mis hermanos a y media. ¡Se me había olvidado!
-Tranquila, Roy viene ahora a buscarme en coche, te podemos acercar.
-¡Uff...! Me salvaríais la vida.
No sé cuantos minutos pasaron hasta que el Renault azul de mi amigo apareció, pero me parecieron eternos.
No tenía el número de teléfono de la madre de Olivia así que no podía avisarle, pero por suerte no tardamos ni cinco minutos en llegar a su casa.
Les agradecí que me hubieran acercado y les lancé un beso antes de que desaparecieran de mi vista.
Llamé al timbre y esperé a que Samantha me abriera.
Sin embargo me sorprendí al ver a mi antiguo compañero de clase.
-Eliot... ¿qué haces aquí?-Miré el número a ver si me había confundido.
-¿No debería preguntar yo eso?-Dijo levantando una ceja.
-¿Eres hermano de Olivia? No recuerdo que me dijeras que tuvieras hermanos...
-No, es mi prima.-Me sonrió.-Ay, perdón, pasa.
Entré y esperé a Eliot mientras observaba el pasillo de la familia Lynn. Era largo y llevaba a varias habitaciones, en las paredes había fotos familiares y cuadros. Al final del corredor estaba situada una escalera que llevaba a la segunda planta.
Era la segunda vez que entraba a esta casa y ninguna de las anteriores veces me había percatado de que aquel niño que sonreía en una de las fotos era mi amigo, ni siquiera me lo crucé en las visitas que había realizado.
-¡Tataaa!-Gritó Axel en cuanto me vio.
-Hola pequeño.-Le cogí en brazos para darle un abrazo.
-Hola Lana.-Apareció Samantha con una expresión neutra.-¿No ibas a venir hace casi media hora?
-Sí, perdona la demora pero fui al cine con una amiga y la película terminó más tarde de lo que pensaba.
-No te preocupes, estoy encantada con tus hermanos.-Me pareció ver una pequeña sonrisa.
-Tataaa... ¿podemos quedarnos un poco más?-Preguntó Hera poniendo pucheros.
-Lo siento pero mañana tenéis clase y hay que cenar.
-Jooo...vale.
Mis hermanos recogieron sus cosas y se despidieron de sus amigos mientras preguntaba a Samantha qué tal se habían portado.
Una vez listos me despedí de todos y salimos acompañados por Eliot quien se ofreció a llevarnos a casa.
Durante el viaje mis hermanos no paraban de hablar de lo bien que se lo habían pasado junto a Olivia y Finch, su hermano de tres años.
Eliot, mientras, estaba concentrado en conducir y llegar sanos y salvos.
De repente noté que se había creado un silencio extraño en el vehículo, giré mi cabeza para ver qué había pasado. ¡Se habían dormido!
<<¡Genial! Ya verás la llorera que se va a pegar Axel cuando le despierte para cenar!>>
Suspiré pensando en lo que me esperaba minutos más tarde.
-¿Qué te pasa?
-Nada...Solo que estoy pensando en como se va a despertar Axel... Necesitaré tapones para el oído y mucha paciencia.
Reímos.
-Mucha suerte.-Me sonrió el chico.
-Gracias, la voy a necesitar...
-Y... ¿qué tal estás hoy? ¿Mejor?
-Muchísimo mejor, creo que es hora de cambiar mi forma de ver la vida y ser más positiva.
-Así me gusta.
Sonreí.
Otra vez nos quedamos en silencio hasta que volvió a mi cabeza una pregunta.
-Una cosa... ¿vives con tu tía y primos?
-Sí, mis padres murieron cuando yo tenía la edad de Finch en un accidente. Desde entonces vivo con ellos.
-Ah vale, aunque... ¿cómo es que no he coincidido contigo las otras dos veces que he venido a buscar a mis hermanos?
-No sé, quizá en ese momento estaba encerrado en mi habitación o no estaría en casa.
-Puede ser.
-Por cierto, me gustaría enseñarte algún día la academia donde trabajo. Sé que a ti también te encanta el baile y seguro que te gustaría conocerla.
-¿De verdad? ¡Claro que me gustaría! Aunque más me gustaría poder apuntarme...
-¿Y por qué no lo haces? Pronto se van a abrir las inscripciones para el próximo curso.
-Seguro que cuesta mucho dinero y no puedo permitírmelo...
-Bueno, quizá puedas conseguir una beca.
-No lo creo...a penas tengo tiempo libre para prepararme bien la prueba.
-Si mal no recuerdo te quedas muchos días en casa cuidando de tus hermanos, ¿no?
Asentí con la cabeza.
-Pues entonces sí tienes tiempo, puedes echarles un ojo aunque ensayes. Además, si quieres puedo ayudarte a preparar la prueba, podría pasarme por tu casa y cuando no tengas que cuidar de tus hermanos puedes venir a ensayar aquí, tengo una habitación con el espacio perfecto para bailar.
-¿De verdad harías eso por mí?-Mis ojos empezaron a brillar al escucharlo.
-Pues claro, para eso están los amigos.
-¡Ay, gracias!-Chillé tanto por la emoción que mis hermanos se despertaron.
Y como había imaginado poco antes... Axel no paraba de llorar.
Por suerte llegamos a nuestro destino y pude consolarlo rápidamente.
-Gracias por traernos y por la oferta. ¡Eres un sol!-Dije antes de que se fuera mi amigo de tez oscura.
-Es un placer. Ya hablaremos, adiós guapa.-Me dedicó una sonrisa de despedida.
-Adiós.-Le devolví la sonrisa.
Cuando vi que el coche había desaparecido fui con Axel en brazos y Hera dada de mi mano hasta la puerta, saqué las llaves y abrí como pude.
-¡Ya estamos aquí!-Grité para que Joel se enterara de nuestra llegada.
-Estamos en la cocina.
<<¿Estamos? ¿Quiénes? Si mamá aún no debía de haber llegado...>>
Bajé a Axel y los tres fuimos caminando hacia allí encontrándonos a nuestro hermano y a Blake comiendo una pizza de barbacoa.
¡Qué hambre me había entrado de repente!
-¡Pizzaaaa!-Gritaron los peques.
-No hay para vosotros.-Contestó Joel.
Blake mientras me miraba con una sonrisa poniéndome un poco nerviosa.
No lo había vuelto a ver desde que pasó todo aquello y aunque ya habíamos hecho las paces horas antes me sentía incómoda.
-Ho...hola.-Me ruboricé.
-Hola Lana, estás muy guapa.
Mis mejillas se colorearon de un rojo aún más intenso si era posible.
-Gra...cias.-Sonreí.
El llanto del pelirrojo me sacó del pequeño trance en el que había entrado.
-¡Joel! ¿Qué has hecho ya?-Le regañé.
-Que sí que hay pizza para vosotros, era una broma.-Le intentaba consolar.
Resoplé fulminándolo con la mirada.
-¡Las que preparas!
Blake y Hera empezaron a reírse pero al ver mi cara dejaron de hacerlo.
Y así fue como empezamos una cena entretenida.